sábado, 1 de diciembre de 2012


Cómo   Funciona   la   Mente

                                    Steven Pinker



La mente, y creo que esto merece atención, no es un órgano único sino un sistema de órganos, que podemos pensar como facultades psicológicas o módulos mentales. Las entidades que actualmente se suelen  evocar para explicar la mente, a saber, la inteligencia general, una cierta capacidad para la cultura y las estrategias de aprendizaje polivalentes o universales, desaparecerán como la teoría del protoplasma  desapareció dela biología o la teoría de los cuatro elementos del ámbito de la física. Estas entidades son tan difusas, en comparación con el fenómeno exacto que pretenden explicar, que para ser operativas se les debe conceder poderes casi mágicos. Cuando los fenómenos se ponen bajo las lentes de un microscopio, descubrimos que la textura compleja del mundo cotidiano es sostenida no por una única sustancia, sino por muchas capas de maquinaria muy elaborada.Ya hace tiempo que los biólogos sustituyeron el concepto de un omnipotente protoplasma por el concepto de mecanismos funcionalmente especializados. Los sistemas de órganos del cuerpo realizan sus tareas porque cada uno de ellos está construido siguiendo una estructura particular diseñada a medida de la tarea que deben ejecutar. El corazón hace circular la sangre por el cuerpo porque está construido como una bomba hidráulica; los pulmones oxigenan la sangre al haber sido construidos como intercambiadores de gases. Los pulmones no pueden bombear la sangre ni el corazón oxigenarla. Esta especialización se reproduce a todos los niveles. El tejido del corazón difiere del pulmonar,  las células del corazón difieren de las pulmonares, y muchas de las moléculas que constituyen las células del músculo cardíaco difieren de las que forman los pulmones. Si esto no fuera cierto, los órganos del cuerpo no  funcionarían. Así como un hombre de muchos oficios no domina ninguno, lo mismo se puede afirmar de nuestros órganos mentales y de los órganos físicos. El desafío que supone el robot también rubrica esta afirmación, ya que construir un robot plantea muchos problemas de ingeniería de programación, y para resolverlos son precisas diferentes estratagemas. Tomemos, por ejemplo, el primer problema que hemos planteado, el sentido de la vista. Una máquina dotada de visión tiene que resolver un problema denominado óptica inversa. La óptica común es aquella disciplina de la física que permite predecir cómo un objeto con una cierta figura, hecho de un cierto material e iluminación proyecta el mosaico de colores que denominamos imagen retínica. La óptica es una disciplina bien conocida, que se aplica al dibujo, la fotografiaba ingeniería de telecomunicaciones y, en fecha más reciente, a la infografía y la realidad virtual.  Con todo, el cerebro tiene que resolver el problema opuesto. El input es la imagen retínica y el output es una especificación de los objetos del mundo y de qué están hechos, es decir, lo que sabemos que estamos  viendo. Toda la dificultad estriba en esto. La óptica inversa es lo que los ingenieros denominan «un problema mal planteado». En su aspecto literal carece de solución. Al igual que es fácil multiplicar algunos números y  expresar el producto, pero imposible a partir de un producto enunciar los números que se han multiplicado para obtenerlo, la óptica es una disciplina fácil, pero la óptica inversa, imposible.Y, con todo, el cerebro la aplica cada vez que abrimos la nevera y sacamos un tarro. ¿Cómo puede ser? La respuesta es que el cerebro aporta la información que falta, es decir, la información sobre el mundo en que evolucionamos y el modo en que éste refleja la luz. Si el cerebro visual «supone» que vive en un tipo de mundo  determinado —un mundo iluminado de manera regular y constituido en su mayor parte por partes rígidas con superficies lisas y redondeadas, coloreadas de modo uniforme—, puede formular conjeturas acertadas sobre lo que hay ahí fuera.Tal como vimos anteriormente, resulta imposible distinguir el carbón de la nieve al examinar la luminosidad de sus proyecciones retínicas. Pero pongamos por caso que existe un módulo capaz de percibir las propiedades de las superficies y que lleva incorporado el siguiente supuesto:  «el mundo se halla iluminado de modo uniforme y suave». El módulo  puede resolver, el problema del carbón y la nieve en sólo tres etapas: primero, sustrayendo cualquier gradiente de luminosidad desde un extremo de la escena hasta el otro; segundo, estimando a continuación el nivel  medio de luminosidad del conjunto de la escena; y tercero, finalmente, calculando la sombra de gris de cada mancha restando su luminosidad de la luminosidad media. Las mayores desviaciones con valor positivo respecto de la media son visualizadas como cosas blancas, mientras que las mayores desviaciones negativas lo son como negras. Si la iluminación es realmente uniforme y suave, estas percepciones registrarán las superficies del mundo de forma exacta. Dado que el planeta satisfizo, en mayor o menor grado, el  supuesto de la iluminación uniforme a lo largo de eones de tiempo, la selección natural acertó al incorporar este supuesto.    
El módulo de percepción de superficies resuelve un problema
irresoluble, pero para ello debe pagar un precio. El cerebro ha abandonado
cualquier pretensión de ser un solucionador de problemas. Se le ha
equipado con un dispositivo que percibe la naturaleza de las superficies
en las condiciones características de la tierra porque se ha especializado
en este restringido problema. Basta con cambiar ligeramente el problema,
y el cerebro ya no lo resolverá. Pongamos, por ejemplo, que situamos
a una persona en un mundo que no se halla envuelto por la luz solar, sino
por un mosaico de luces astutamente dispuesto. Si el módulo de percepción
de la superficie supone que la iluminación es uniforme, se vería
seducido a alucinar la existencia de objetos que no son. ¿Podría suceder,
en realidad, algo así? De hecho, sucede cada día. Denominamos a estas
alucinaciones pase de diapositivas, películas y televisión (que se completa
con la ilusión del negro que antes expusimos). Al mirar la televisión,
contemplamos fijamente un trozo de vidrio trémulo y reluciente, pero
nuestro módulo de percepción de superficies le cuenta al resto de nuestro
cerebro que lo que estamos viendo son personas y lugares reales. El
módulo queda al descubierto, pues, en lugar de aprehender la naturaleza
de las cosas, confía en su velo de engaño. Este velo de engaño está tan
profundamente incorporado en el interior del funcionamiento de nuestro
cerebro visual que no podemos borrar los supuestos que lleva inscritos.
Incluso una persona que dedica todo su tiempo libre a ver la televisión
en su casa, llegará al final de sus días sin que el sistema visual «aprenda
» que la televisión es un vidrio que brilla gracias a todos sus puntos
fosforescentes, y esa persona nunca disipará la ilusión que le induce a
creer que detrás del cristal existe todo un mundo.
Los demás módulos mentales precisan de sus propios velos de engaño
para resolver los problemas irresolubles que se les plantean. Un médico
que quiera averiguar cómo se mueve el cuerpo cuando se contraen los
músculos tiene que solucionar problemas de cinemática (geometría del
movimiento) y de dinámica (los efectos de la fuerza). Pero un cerebro
que tiene que descifrar cómo contraer los músculos para hacer que el
cuerpo se mueva tiene que resolver los problemas en los ámbitos de la
cinemática y la dinámica inversas: debe saber qué fuerzas se deben aplicar
a un cuerpo para hacer que se mueva siguiendo una trayectoria determinada.
Al igual que la óptica inversa, la cinemática y la dinámica inversas
son problemas mal planteados. Nuestros módulos motores los solucionan
haciendo suposiciones extrañas pero razonables, no ya suposiciones sobre
la iluminación, sino sobre los cuerpos en movimiento.
Nuestro sentido común acerca de las otras personas es una especie de
psicología intuitiva en la que intentamos inferir cuáles son las creencias y
deseos de la gente a partir de lo que hacen, e intentamos predecir qué
harán a partir de nuestras conjeturas sobre sus creencias y deseos. Esta
psicología intuitiva, con todo, tiene que suponer que los demás tienen
creencias y deseos, al tiempo que debe tenerse presente que no podemos
sentir sensorialmente una creencia o deseo en la cabeza de otra persona
como si oliésemos sardinas. Si no viéramos el mundo social a través de las
lentes de este supuesto seríamos como los robots de la generación Samaritano
I, que se inmolaban para salvar un saco con semillas o como los
Samaritano II, que se arrojaban por la borda para salvar cualquier objeto
que tuviese una cabeza de aspecto humano, incluso si ésta pertenecía a
una gran muñeca hinchable. (Más adelante veremos que hay personas
que padecen un cierto síndrome que se caracteriza por la falta del supuesto
de que las personas tienen mentes, y se evidencia en el hecho de tratar
a los demás como si fueran muñecos hinchables.) Nuestros sentimientos
de amor hacia los miembros de nuestra familia incorporan cierto supuesto
acerca de las leyes del mundo natural, en concreto, una inversión de las
leyes comunes de la genética. Los sentimientos familiares están diseñados
para ayudar a nuestros genes a reproducirse, pero no podemos ver ni oler
los genes. Los científicos utilizan la genética para deducir cómo los genes
se distribuyen entre los organismos (por ejemplo, la meiosis y el sexo son
la causa de que la descendencia de una pareja comparta un cincuenta por
ciento de sus genes); nuestras emociones sobre la familia usan un tipo de
genética inversa para averiguar cuál de los organismos con los que
interactuamos es probable que comparta nuestros genes (por ejemplo, si
alguien parece tener los mismos padres que nosotros, se le tratará como si
su bienestar genético coincidiera en parte con el nuestro). En capítulos
posteriores volveré a incidir sobre estos temas. La mente tiene que construirse
con partes especializadas porque tiene que resolver problemas especializados.
Sólo un ángel podría satisfacer los requisitos de un
solucionador de problemas. A nosotros, mortales, no nos queda más remedio
que hacer conjeturas falibles a partir de una información cuyo
carácter es fragmentario. Cada uno de nuestros módulos mentales resuel-
ve su problema irresoluble a base de confiar en cómo funciona el mundo,
haciendo suposiciones que son indispensables pero indefendibles, dado
que la única defensa posible es que las suposiciones fueron lo bastante
buenas y acertadas para el mundo en que vivieron nuestros antepasados.
El término «módulo» sugiere componentes desprendibles y, al tiempo,
engastados, lo cual le hace ser equívoco. Los módulos mentales probablemente
no son visibles a simple vista, como sucedería si fuesen territorios
circunscritos en la superficie del cerebro o regiones bien diferenciadas
como el solomillo o la espalda de ternera en la sección de carnes de un supermercado.
Un módulo mental probablemente se parece más a un canal
viario desparramado de modo difuso por entre las protuberancias y grietas
del cerebro; o puede introducirse en regiones que se hallan
interconectadas por fibras responsables de que las regiones actúen como
una unidad. La belleza del procesamiento de información radica en la flexibilidad
de su exigencia de sedes físicas localizadas. Al igual que la dirección
de una empresa puede diseminarse por lugares enlazados mediante
una red de telecomunicaciones, o al igual que en un ordenador un programa
informático se almacena fragmentado en diferentes partes del disco
duro, o memoria ROM, la circuitería subyacente a un módulo psicológico
puede distribuirse por el cerebro de un modo espacialmente aleatorio.
Además los módulos mentales no tienen que estar aislados unos de
otros, ya que se comunican sólo a través de unos pocos conductos estrechos.
(Se trata de una acepción especializada de «módulo» que muchos
científicos cognitivistas han debatido, siguiendo la definición dada por
Jerry Fodor.) Los módulos se definen por las cosas especiales que hacen
con la información que tienen disponible, no necesariamente por la
tipología de la información de que disponen.
Noam Chomsky, con su propuesta de un «órgano mental», permitió
superar la torpeza implícita en la metáfora de un «módulo mental». Un
órgano del cuerpo es una estructura especializada hecha a medida para
llevar a cabo una función particular. C o n todo, nuestros órganos no vienen
envasados en bolsas como los menudillos de pollo, sino que están
integrados en un todo complejo. El cuerpo se halla compuesto por sistemas
que se dividen en órganos que están formados por tejidos constituidos
a su vez a base de células. Ciertos tipos de tejidos, como el epitelio, se
utilizan, con modificaciones, en muchos órganos. Ciertos órganos, al igual
que la sangre y la piel, interactúan con el resto del cuerpo a través de una
extensa interfaz convoluta (helicoidal), y no pueden ser englobados por
una línea de puntos. A veces es confuso saber dónde acaba un órgano y
dónde empieza otro, o qué tamaño debe tener un pedazo de cuerpo para
poder ser denominado órgano. (¿La mano es un órgano? Y ¿el dedo? Y
¿la falange del dedo?) De todas formas sólo se trata de pedantes cuestiones
terminológicas, y ni los anatomistas ni los fisiólogos ha desperdiciado
su tiempo en este tipo de cosas. Lo cierto, con todo, es que el cuerpo no
es una masa de carne en conserva, sino que cuenta con una estructura
heterogénea formada por muchas partes especializadas.Todo esto probablemente
sea también cierto en el caso de la mente.Tanto si establecemos
fronteras claras y precisas para los componentes de la mente como si no,
lo cierto es que la mente tampoco está hecha de carne en conserva mental,
sino que cuenta con una estructura heterogénea formada por muchas
partes especializadas

martes, 22 de mayo de 2012


La memoria según el procesamiento de la información


La memoria puede estructurarse en diferentes procesos y etapas:
PROCESOS DE MEMORIA:
– CODIFICACIÓN:  captación de información en el cerebro, mediante
extracción significado.
– ALMACENAMIENTO: retención de la información codificada de forma
persistente.
– RECUPERACIÓN:  obtención de la información a partir del
almacenamiento de recuerdos.

MODELOS ESTRUCTURALES DE LA MEMORIA:
(MODELO DE PROCESAMIENTO DE LA MEMORIA EN TRES ETAPAS DE
ATKINSON-SHIFFRIN, 1968).
– MEMORIA SENSORIAL: Registro inmediato e inicial de la información  sensorial > codificación.
– MEMORIA A CORTO PLAZO (almacén) o memoria de trabajo  (proceso): Memoria activada que retiene algunos elementos y no otros
durante un corto periodo de tiempo (7 ± 2) antes de  almacenarla o  perderla > codificación y almacenamiento.
– MEMORIA A LARGO PLAZO:  Almacenamiento relativamente  permanente e ilimitado del sistema > almacenamiento y recuperación .PSICOLOGÍA BÁSICA                                                             PROCESAMIENTO AUTOMÁTICO:
– Codificación inconsciente de información poco importante
como el espacio, el tiempo y la frecuencia y de la información
conocida.
PROCESAMIENTO INTENCIONADO (I):
- Codificación que requiere atención y esfuerzo consciente.
• REPASO: repetición constante de información, para  mantenerla en la conciencia o para codificarla y  almacenarla.

CODIFICACIÓN (III)
PROCESAMIENTO INTENCIONADO (II):
EBBINGHAUS:  La cantidad recordada depende el tiempo dedicado a  su  aprendizaje.  
• EFECTO DEL SIGUIENTE EN LA FILA:  peor recuerdo de lo  inmediatamente anterior.
• Información presentada seg. antes del sueño no se recuerda.
• Información presentada durante el sueño se registra pero no se  aprende.
• EFECTO DEL ESPACIADO:  práctica espaciada vs. intensiva.
Relacionado con sentido adaptativo.
• EFECTO DE LA POSICIÓN SERIADA:  Recuerdo inmediato (se  recuerdan mejor los primeros y últimos elementos) y recuerdo  tardío (mejor los primeros).

LA RECUPERACIÓN: EXTRACCIÓN DE LA
INFORMACIÓN (I) -
MEDIDAS DE LA MEMORIA:
Recuerdo: Recuperar información aprendida anteriormente, como
un test en que se rellenan casillas en blanco.
Recuperación: Reconocimiento de la información o identificación
de elementos aprendidos anteriormente, como un test de  respuestas múltiples

Reaprendizaje: Cantidad de tiempo empleado al volver a aprender  un tema ya aprendido y olvidado anteriormente.

CLAVES PARA LA RECUPERACIÓN:
- Priming:  preparación o activación de asociaciones determinadas de la
memoria. De carácter inconsciente normalmente.
- Claves para la recuperación: experiencias, palabras, imágenes,
etc.relacionadas con el momento de la codificación del recuerdo.
- Efectos del contexto: Déjà vu.
- Estados de ánimo y recuerdos:
- Memoria dependiente del estado  (recuerdos asociados a estados
concretos que se recuerdan mejor en estos estados).
- Memoria congruente con el estado de ánimo (tendencia a recordar  experiencias coherentes con nuestro estado de animo actual)

EL FENÓMENO DEL OLVIDO
FRACASO DE LA CODIFICACIÓN:
– Atención-distracción; efecto de la edad.
DETERIORO DEL ALMACENAMIENTO:
– Declinación gradual de la huella de la memoria          
física.
FRACASO EN LA RECUPERACIÓN:
– Se olvida lo que no se recupera.
– Interferencia:
• Proactiva.
• Retroactiva.
• Transferencia positiva.
• Efecto del sueño.
– Olvido motivado:
• Deseabilidad social, imagen personal, etc.
• Represión psicoanalítica.

LA CONSTRUCCIÓN DE LOS RECUERDOS
• Los recuerdos no se almacenan como  copias exactas, y
evidentemente no se recuerdan como tales, sino que nosotros
construimos nuestros recuerdos, utilizando tanto la información
almacenada como la nueva.
EFECTO DE LA INFORMACIÓN ERRÓNEA:
– incorporación de información engañosa en los recuerdos de una persona
sobre un suceso.
AMNESIA DE LAS FUENTES:
– atribuir un suceso que experimentamos, del que tuvimos noticia, sobre el que
leímos o que imaginamos, a una fuente equivocada. (También se denomina
atribución errónea de la fuente.)
• La amnesia de la fuente, junto con el efecto de la información errónea, es
la base de los recuerdos falsos.
• Pueden estar en la base de al

martes, 24 de abril de 2012

EL NÚMERO MÁGICO 7

George Miller publicó un ensayo que consiste en los límites de nuestra capacidad para procesar información, que encontramos dentro de los rangos de la memoria a corto plazo (MCP). Según Miller, la memoria a corto plazo tiene una capacidad de almacenamiento limitada, que está entre 5 y 9, es decir, 7 más o menos dos; dado que todos estos procesos se encuentran proporcionados por nuestras limitaciones biológicas que nos entrega nuestro sistema nervioso característico de cada ser humano, debido a que cada ser humano procesa de distinta manera la información.

Hagamos una prueba, miremos durante tres segundos estos caracteres, tapémoslos y tratemos de reproducirlos
B 7  5  A  F  I  E  3  S





si no resultó fácil recordar a todos los caracteres probemos ahora empaquetándolos de a dos o tres:

B7  5A  FIE  3S